Cita

Un libro abierto es un cerebro que habla; Cerrado un amigo que espera; Olvidado, un alma que perdona; Destruido, un corazón que llora
PROVERBIO HINDU

lunes, 30 de junio de 2014

El extraño caso de D. Jekyll y Mister Hyde: ¿Qué ser quieres alimentar?


Antes de adentrarnos en el verano hemos tenido una nueva reunión de soñadores que además concluye nuestra trilogía de libros del S.XIX.

Estamos ante uno de los libros más conocidos de Stevenson, se trata de un libro pequeño, de fácil lectura, que te introduce suavemente en las calles de un Londres lleno de nieblas y contraluces, y de estas callejuelas iluminadas aún con bujías empieza a surgir la intriga del extraño caso que envuelve al doctor Jekyll, un hombre respetado en esta encorsetada sociedad victoriana con Hyde, un ser que causa rechazo a todo aquel que lo ve.

Si bien es cierto que para la mayoría de los lectores actuales ya no existe la intriga sobre la relación que une a estos dos personajes, Stevenson mantiene el pulso y la narración in crescendo de lo que sucede realmente hasta que queda rebelado finalmente en el último episodio.
Casi toda la historia esta contada a través de los ojos de otros que se han topado de en algún momento con el señor Hyde, solamente al final escuchamos al protagonista, Jekyll, relatarnos él mismo su historia.

A pesar de que esta intriga ya ha sido descubierta, el libro plantea cuestiones universales, esa dualidad que nos envuelve como seres humanos balanceandonos entre el bien y el mal.


Hyde va creciendo y haciendose más 
fuerte porque es “alimentado” 
dejandole realizar sus más oscuros 
deseos, mientras Jekyll ,debilitado, y atrapado también por la propia hipocresía de la sociedad victoriana se halla perdido no sabiendo muy bien en que momento su deseo de lograr un bien para la humanidad se le escapo de las manos.


Estamos ante una época en el que los métodos científicos parece que iban a solucionar cualquier problema del ser humano incluyendo los morales, quizás esa falta de luz espiritual hacia una mirada interior sea la que acaba dejando huérfanas a ambos partes.

Stevenson nos plantea las preguntas pero no resuelve, así que corresponde a cada uno decidir o buscar en su interior las respuestas.

Deseando que encontremos la manera de alimentar a nuestro mejor yo se despide hasta la próxima

Gota de lluvia


miércoles, 4 de junio de 2014

“Frankestein o el moderno Prometeo”. Todo lo que tiene nombre existe.


Hemos tenido una nueva reunión de soñadores, esta vez con el libro más conocido de Mary.W.Shelley Frankestein. 



En este relato Mary ha creado uno de las criaturas, me da pena llamarle monstruo ya que carece de nombre, más humanas y tristes de la literatura.






¿Acaso os pedí yo, Hacedor, que del barro me moldearais hombre? 
¿Acaso os rogué yo que me sacarais de la oscuridad?
 Paraíso Perdido, de John Milton

Leyendo los terribles remordimientos de Victor y su criatura uno no deja de preguntarse si somos tan siquiera consciente de esa dualidad de nuestro interior.


Ambos personajes son caras de la misma moneda y su sufrimiento es tan parecido que, quizás si se hubieran molestado en mirarse a los ojos en vez de emplear esa llama de odio el uno contra el otro, habrían entendido que es más lo que los une que lo que los separa. Quizás, entonces Victor habría otorgado un nombre a su criatura, concediendo también el don de la existencia en el mundo de los humanos, pero eso le llevaría a añadir culpas nuevas a su conciencia culpable, por crearlo, reconocer su existencia y abandonarlo, y le hubiera hecho actuar de otra forma contandonos otra historia y no la que Mary pretendía.

El conocimiento sin guía puede llevar al hombre a convertirse en un monstruo que se autoalimenta de sus propios miedos y ambiciones desatadas aislandose y quedandose completamente solo como el caso que nos ocupa.

Victor niega la mejor versión de sí mismo, su corazón, representado por Cleval y Elizabeth y este aislamiento ciego de ambición le lleva a la creación de la criatura, negando su existencia al ser consciente de lo realizado y abandonandola después a su suerte. La criatura es repudiado y odiado desde el principio y no se le concede ni una sola oportunidad de redención.

Ambos atormentados por los demonios del otro entran en una espiral de destrucción que les conduce a uno de los finales más tristes de la literatura, representado soberbiamente por esos hielos eternos que a veces parecen rodear el alma humana e impedirla florecer.
Me despido hasta nuestra próxima reunión 
Gota de lluvia