Cita

Un libro abierto es un cerebro que habla; Cerrado un amigo que espera; Olvidado, un alma que perdona; Destruido, un corazón que llora
PROVERBIO HINDU

jueves, 1 de febrero de 2018

Los santos inocentes: una mirada sincera a nuestro alrededor

Hemos tenido una nueva reunión de soñadores, esta vez para disfrutar de la pluma del gran Miguel Delibes. 
Es difícil imaginar esta novela sin hablar de su estupenda adaptación cinematográfica, llevada con gran maestría por Mario Camus.


¿Podemos imaginar otro rostro para Paco, el bajo, que el del Alfredo Landa? ¿O otro actor capaz de describir mejor la vulgaridad y la inocencia cargada de ternura de Azarías, que Paco Rabal con su “milana bonita”?.

La novela nos invita a reflexionar sobre los valores humanos, para ello expone los hechos ocurridos hasta no hace mucho en nuestro país, donde seres humanos estaban atrapados en una espiral de sumisión y servilismo. Dominados y dominantes parecían estar condenados a no salir de ese mundo estanco. 
Delibes con un gran ejercicio estilístico nos invita a una reflexión profunda y real sobre la dignidad humana, la injusticia y finalmente sobre nosotros mismos.
Para ello se atreve a realizar una novela casi sin signos de puntuación que atrapa y conmueve al lector a pesar del esfuerzo a realizar.

Delibes crea unos personajes complejos, atrapados en el mundo que les ha tocado vivir, ése que aceptan sin rechistar, ya que no conocen nada más. Solamente el Quirque, uno de los hijos de Paco, el bajo y Régula parece entender que hay otro mundo y otras oportunidades.
Azarías en su inocencia es capaz de mostrar verdadera compasión y humanidad por aquellos otros seres que le rodean y que son aún más frágiles e inocentes que él: la niña Chica y su milana bonita. 
El señorito Ivan tan metido en su propio egoísmo que es incapaz de ver más allá de sus deseos y anhelos.


Todos y cada uno de ellos viven una realidad en la que están enclaustrados y de la que no parecen querer salir. 
Delibes plasma esta realidad para ayudarnos a observar mejor nuestro alrededor. ¿Somos realmente conscientes de la importancia de la educación en unos valores sólidos y auténticos que nos acerquen como humanidad? ¿O nos guiamos empujados por una idea egoísta en la que para ser más, debo menoscabar las cualidades del otro?

Azarías en su inocencia más autentica, siente amor y ternura hacia aquellos más indefensos. De modo natural sale en él la defensa del más débil. Quizás deberíamos de aprender esa compasión, un poco infantil en él, y adaptándola a nuestras propias capacidades, entender que ser mejor es dar lo más bello de nuestro interior con cariño, con humildad. 
Intentar ser la mejor versión de uno mismo no resta valor a los demás sino que nos aúna y nos hace alejarnos de esa espiral egoísta que nos aísla y oscurece.
Deseando que esta novela nos ayude a reflexionar y observar con más nitidez el mundo se despide


Gota de Lluvia

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